Lopera cuenta con una larga tradición vinícola, por lo que se la conoce como “el pequeño Jerez”. En la actualidad se conservan las Bodegas Herruzo, las más antiguas de la provincia y en las que se puede adquirir vino amontillado blanco, dulce Pedro Ximénez y tinto.

Las primeras noticias que disponemos de vid en Lopera datan del año 1492 como se recogen en el Inventario de los Bienes, Rentas y Posesiones de la Encomienda de Lopera de ese año. En la primera mitad del siglo XVII, se produce un incremento de la plantación de viñedos. Del primer cuarto de siglo XIX, concretamente del año 1826 disponemos de un documento muy interesante conservado en el Archivo Histórico Municipal de Lopera, se recoge los pormenores que incitaron a los vecinos de Lopera a proponer al Ayuntamiento que se creara un Pago de viñedos en los terrenos de Propios de la localidad, para que se pudiera hacer frente a los vinos que consumían en la villa, que procedía de afuera, eran malos y muy caros de precio. Esta petición llego a cuajar rápidamente llegándose a nombrar varios peritos, Bonoso Muñoz, Francisco Bueno, Roque Partera y Pedro Bueno, para que inspeccionaran los terrenos del Cerro de la Encinilla y Esperilla, señalados por el Ayuntamiento como terrenos para sembrar viñedos.

El siglo XX fue el más fructífero en cuanto a plantación de vides y elaboración de vinos en la Villa de Lopera. Desde la fundación del primer vino de Lopera llamado Fino Monteviejo por la Sociedad (una Peña de vinateros encabezada por Bartolomé Valenzuela) hasta nuestros días han llegado a funcionar en Lopera un total de diez: “Bodegas Valenzuela”, bodega pionera en el vino loperano, “Bodegas las Miguelicas”, “Bodegas Antonio Bujalance”, “Bodegas Sotomayor”, “Bodegas Viuda de Valenzuela”, “Bodegas Herruzo”, “Bodegas Juanita” , “Bodegas La Purísima Concepción”, “Bodegas Mari Loren” y “Bodegas Flores de Quiñones”. De estas bodegas, en la actualidad sólo pervive contra viento y marea un último reducto de las mismas, representado las Bodegas “Herruzo”.

Independientemente de las bodegas y con anterioridad a la Contienda Civil Española llegaron a funcionar en Lopera varios lagarillos, estos lagarillos producían lo que se denominaba el vino “cunero” o “vino del día”. La proliferación del viñedo y la fundación de nuevas bodegas, trajo consigo que varios loperanos optaran como medio de vida por la venta ambulante del vino de Lopera.

La competencia que había entre las bodegas de Lopera para vender sus caldos hizo que sus propietarios buscaran formas rocambolescas de difundir su vino entre la población. Un ejemplo de ello, es lo que aconteció el miércoles de ceniza del año 1954, día en que por las heladas los trabajadores de la casa Sotomayor no pudieron ir a laborear al campo, así, para que no perdieran el día de trabajo, Alfonso Sotomayor decidió hacer una “Fiesta del Vino”, los trabajadores cogieron dos pellejos de piel de cabra llenos de vino (dos arrobas cada una), y una bacalada y la fueron repartiendo por el pueblo.

Era conocida la disputa que mantenían en los precios de compra de uvas entre Bartolomé Valenzuela Rueda y su sobrino, Alfonso Sotomayor. Esta circunstancia trajo consigo que los precios de compra de uva se viniera abajo y entonces los viñedos loperanos decidieron contactar con el gerente de la Cooperativa Oleícola la Loperana, para que le informaran e hicieran las gestiones oportunas para formalizar la creación de una cooperativa vitivinícola, pero no prospero esta intención.

En la actualidad hemos pasado de ser una de las zonas vitivinícolas más importantes de la provincia de Jaén, a tener un par de hectáreas plantadas de vid, quedando sólo las Bodegas Herruzo, una bodega con solera, de las pocas que quedan en la zona y con casi 110 años de vida. Su cercanía a la provincia de Córdoba hizo que las hectáreas de vid que la familia Herruzo tenía en nuestra localidad se cultivaran con las variedades blanca de Pedro Ximenez y Tempranillo, añadiéndose posteriormente uva de la variedad Cabarnet-Sauvignon, Mertot y Syrah. Por eso, y por la calidad de unos caldos que cogen solera en barricas de anciana madera. La bodega es, además, un museo vivo de trabajo artesanal.

Las Bodegas Herruzo en la actualidad sigue vendiendo vino blanco, tinto y dulce a granel, también se vende vino embasado en caja. Su mercado es local y comarcal.

La Navidad. En esta época del año podemos destacar la vieja tradición de montar los Nacimientos y Belenes, además de tener opción de visitar algunos de ellos, que quedan expuestos al público. Junto con estas tradiciones, está la de pedir los niños el aguinaldo por las calles del pueblo.

La Candelaria. Se sigue manteniendo la tradición de celebrar en la noche del primero de febrero las típicas candelas. En los días previos, los niños arrastran ramón desde los olivos hasta sus respectivas calles o barrios, donde forman grandes montículos de ramón y enseres viejos que son custodiados durante todo el día y parte de la noche por los miembros del barrio. En la noche del 1 al 2 de febrero el ramón junto con lo demás es pasto de las llamas. También se aprovecha la candela para asar chorizos, morcilla…

El Carnaval. Su celebración es 40 días antes de Semana Santa. Se mantiene la tradición de los cascarones en carnaval, que consiste en extraer la yema y la clara del huevo por un orificio en uno de sus extremos, después se deja un tiempo secar y a continuación se rellena de “picaillo” (papelitos pequeños de colores, ceniza o harina), por último, se tapa el orificio con papel de periódico y como pegamento se usa la llamada “gachuela” (composición de harina y agua). Se utiliza a lo largo del carnaval para gastar bromas, estrellándolo en la cabeza.

Semana Santa. Durante esta semana procesionan las imágenes de las distintas cofradías: San Juan Evangelista, el Cautivo y María Santísima de la Esperanza, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Virgen de los Dolores, Virgen de la Soledad y Cristo de la Veracruz.

Fiesta a la Virgen de la Cabeza. El penúltimo domingo de abril se procesiona a la Virgen de la Cabeza por las calles del pueblo, es acompañada durante el recorrido por todos los loperanos vestidos con traje de flamenco, algunos de ellos a caballo, a la Virgen le van echando pétalos de flores.

Los Mayos. Consiste en un armazón de madera, que se sustenta sobre unas andas y va recubierto de papel de seda de colores, cintas, flores y decorado con roscos. En la parte central van dos o más pisos en los que se ponían una o varias tartas. El Mayo es llevado en anda por las calles por cuatro niños que son acompañados por amigos y vecinos. Se suele echar el mayo en los aniversarios, onomásticas o cumpleaños. Los amigos que echan el mayo se lo llevan al homenajeado haciendo una especie de procesión, finalizada la procesión se consumen todo los dulces y golosinas del mayo.

Romería de San Isidro. Los loperanos festejamos a San Isidro el tercer fin de semana de mayo en el paraje que lleva su nombre. El domingo se procesiona por las calles del pueblo acompañado por carrozas, caballos y paisanos vestidos de flamenco, finalizando su recorrido en la Ermita del Santo.

El Corpus Christi. Se adornan las fachadas de las calles por donde pasa el Santísimo con mantones de manila, banderas y colchas; en las calles se hacen una alfombra con juncia. Durante la procesión el Santísimo va acompañado de los niños de comunión.

Fiestas en honor al patrón San Roque. Las fiestas patronales se celebran con una verbena el 14 de agosto en la lonja de su Ermita. El 16 de agosto con una misa en la que se bendicen roscas de pan y se reparten entre los asistentes. A continuación se realiza una procesión en la cual los niños alumbran con farolas hechas de sandias.

Feria y Fiestas de los Cristos. Las Fiestas de los Cristos se celebran el penúltimo domingo del mes de agosto, durante cuatro días.Su inauguración se realiza mediante un pregón de fiestas y ese mismo día tiene lugar la coronación de las reinas y la imposición de bandas a las damas. Durante todos los días se celebran verbenas por la noche, en el jardín del Paseo de Colón y por el día se hacen diferentes actividades populares como los cabezudos, yimkanas… Procesionan el Cristo de la Vera-cruz el domingo, y el Cristo del Humilladero el último día. Para clausurar las Fiestas se hace una exhibición de fuegos artificiales.

Día de Jesús. El 14 de septiembre procesiona Ntro. Padre Jesús. Durante la noche anterior, los vecinos de las calles por donde ha de pasar la procesión, se afanan realizando múltiples alfombras de papeles de colores y serrín. Otras calles siguen manteniendo las típicas decoraciones a base de cadenetas de papel y en otros casos los arcos con palmeras. Es digno de elogio el esfuerzo que realizan tanto grandes como pequeños en la decoración de las calles, llegando incluso a estar toda la noche trabajando sin dormir. En la típica calle del pilar, “el cantica” sigue manteniendo viva la tradición de lanzar 6 salvas con su escopeta de cartuchos al paso de Ntro. Padre Jesús.

Todos los Santos y Difuntos. Es tradición en nuestro pueblo el ir al camposanto en los días previos a limpiar los nichos y panteones de los seres queridos. Otra costumbre es la de decir la Santa Misa el Día de Difuntos en el cementerio. En cuanto a la repostería se sigue manteniendo la tradición en estos días de comer las típicas gachas con tostones y matalahúva.

Día de la Patrona, la Inmaculada Concepción. Desde el día 23 de diciembre de 1623, que es tomada la Purísima Concepción como patrona del pueblo, todos los años se ha venido celebrando el día 8 de diciembre una solemne fiesta en su honor. La Purísima además de ser la patrona de Lopera y titular de la Parroquia fue nombrada recientemente Alcaldesa Honorífica de la localidad.

Bernabé Cobo y Peralta. Nacido en Lopera en 1582, fue cronista, científico y sacerdote jesuita español. Sus padres fueron Juan Cobo y Catalina de Peralta. Emigró a las Américas llegando a Lima en 1598, a la edad de dieciséis años. Durante su viaje entabló gran amistad con un jesuita que le influenció durante el resto de su vida. Ingresó en el Colegio Real de San Martín en 1599. En 1601bingresó en la Compañía de Jesús e hizo sus primeros votos (1603), para completar susbestudios de Humanidades, cursó Filosofía y Teología en el noviciado de la Compañía y en el Colegio Máximo de San Pablo. Finalmente se le nombró Rector del Colegio del Callao (1630). En 1631 fue enviado a México donde permaneció hasta 1642. A su regreso al Perú, residió en el Colegio de San Pablo, y algunos años en el Callao, hasta su fallecimiento. En su obra Historia del Nuevo Mundo hace importantes aportes a las ciencias naturales, especialmente a la botánica, tanto es así, que aún en el día de hoy sus obras son consultadas por los estudiosos de esta materia.

Alonso Valenzuela y Bueno. Natural de Lopera, Jaén. Fue Caballero con la Gran Cruz de Isabel la Católica y de Carlos III, Alcalde de Lopera de 1870-74, Senador por la provincia de Jaén 1872-73 y Diputado a Cortes por la misma en 1854. Tras la desamortización de Pascual Madoz compró en 1854 en una subasta pública el castillo de Lopera que dejó en testamento a sus dos hijos, Bartolomé y Pilar Valenzuela Rueda. Falleció en Lopera a causa de una tuberculosis el día 9 de junio de 1888.

Fray Francisco de la Cruz. Fraile dominico, catedrático y rector de la Universidad de Lima. Procesado y condenado a la hoguera por la Inquisición. Sus padres fueron los loperanos Pedro García y María Sánchez. Inició sus estudios en la casa paterna, bajo la dirección de un clérigo. A los 14 años fue enviado a Salamanca; pasando por varias ciudades hasta completar finalmente sus estudios en la Universidad de Valladolid. Fue en Alcalá de Henares donde ingreso en la Orden de Santo Domingo. Viajó a Toledo donde recibió las sagradas órdenes, y embarcó finalmente en Sevilla para viajar a Las Américas. Una vez en Lima, fue destinado como maestro de novicios (1557). Siendo nombrado rector universitario (1566-1569). Perdió su prestigio religioso y académico, al ser acusado y apresado por la Inquisición, acusado de ser alumbrado (1572). Quemado en la hoguera durante el auto de fe del 1° de abril de 1578.

Pedro Monje. Nace en Lopera, provincia de Jaén, en 1945. A la edad de 19 años se traslada a Barcelona, donde toma clases con el pintor y escultor Luis Montaner. Posteriormente marcha a Valladolid, donde fija su residencia y donde encontramos gran parte de su obra pública.

  • Exposiciones individuales en: Galería Alonso Berruguete, Valladolid; Galería Cinquecento, Barcelona; Galería Magda Baxeras, Barcelona; Sala Provinciales de la Diputación de Jaén, Jaén; Galería Triunfo. La General, Granada; MD Art Gallery, Madrid.

  • Exposiciones colectivas entre otras en: Ateneo de Barcelona; «Ocho ceramistas», Galería Berruguete, Valladolid; Grifé y Escoda, Madrid; Galería Gaudí, Barcelona; Biaf 89, Feria de arte contemporáneo, Barcelona; Alcudia Art Center, Pollensa, Palma de Mallorca; Centro Internacional de Arte, Salamanca; Galería Ibes-Fay, París, Francia; «Artistas contemporáneos», La Roggia, Pordenone, Italia.

  • Obras Públicas, entre otras: El Cavador, s/f, Parque de la Verja, Lopera, Jaén; El Emigrante, Lonja de la ermita del Santísimo Cristo del Humilladero; Poesía del Sol y del Agua, s/f, Parque Fuente del Sol, Valladolid (mural).

  • Premios y distinciones: Finalista Premios de Pintura Caja España en 1990, 1992, 1994; Accésit de Grabado, Betanzos, La Coruña; Paleta de Oro, Unión Artística, Valladolid; Medalla Lorenzo el Magnífico, II Bienal de Florencia de Arte Contemporáneo, Florencia.

Pedro Morales Muñoz. Nacido en Lopera (Jaén), el 24 de enero de 1923. A la temprana edad de ocho años comienza a estudiar música en su pueblo natal, donde el maestro de la banda Pedro Gil Lerín le adjudica el flautín por ser el instrumento más pequeño y acorde con sus posibilidades físicas, no obstante el clarinete sería el instrumento que estudiase con profesionalidad y el que le llevó a ampliar conocimientos musicales con Pedro Gámez Laserna de Armonía en la ciudad de Córdoba. Ingresa en el cuerpo de músicos militares a los 20 años, llegando a ser Director de la Música del Regimiento de Infantería Soria 9. Compone marchas procesionales como: “Cristo Chico del Humilladero” (1957); “Lopera” (1973); “Esperanza Macarena” (1968); “Virgen de Montserrat” (1970); “Virgen de los Negritos” (1972); “Virgen de las Angustias” (1978); “Soledad” (1991); “Virgen de la Cabeza” (1991); “Señorita de Triana” (1999); “Juan Jesús” (1997).

Francisco Cantero Luque. Nace en Lopera, provincia de Jaén. Cursa sus estudios de pintura en la Escuela de Artes y Oficios de Jaén. Realiza una ampliación de sus estudios viajando por distintas ciudades y finalmente se instala en su pueblo natal. Esto hace que Lopera y su entorno sean el centro de su pintura. Todos pasan a ser modelos para sus cuadros: las calles empedradas, el mar de olivos, la cal de las fachadas de las casas, sus gentes, las labores agrícolas… Tiene dos elementos especialmente significativos: las monjas, Hermanitas de la Cruz y los burros, son un “sello personal”. Ya en la madurez, se traslada por largas temporadas desde Lopera a Sevilla. Esta circunstancia le ha permitido ampliar los horizontes de su pintura. Ha recibido premios en certámenes de arte, pero pese a ello, es poco aficionado a realizar exposiciones con sus obras.

Martín Valcárcel García. Nacido en Lopera el 12 de abril de 1887 y fallecido el 2 de enero de 1961. Maestro que desempeñó su profesión durante 25 años. Después de la Guerra Civil Española, un expediente de depuración política (era del partido izquierda republicana) ordenado por Franco le impidió ejercer más de maestro. Fue destinado a nuestro pueblo, en 1913, aquí estuvo durante cinco años dando clase en el Convento de San Juan de Dios. En 1920 volvió de nuevo a Lopera, allí continuaba el viejo problema de espacio y masificación del alumnado, por lo que Martín Valcárcel se propuso un gran reto: conseguir un nuevo edificio escolar donde poder impartir clases de magisterio de una manera digna. Dos hechos van a ser determinantes para que se consiguiera el deseado Grupo Escolar, primero el nombramiento de Martín Valcárcel García como Alcalde de Lopera (21-9-1924/30-6-1926) y segundo el viaje que hizo a Madrid como Maestro y Alcalde para gestionar unos nuevos Grupos Escolares. Del viaje que realizó a Madrid se conserva una anécdota que ha llegado hasta nosotros gracias al testimonio oral del que fuera funcionario del ayuntamiento Rafael Marín y que dice así:

“Martín Valcárcel tomó el tren en Villa del Río con dirección a Madrid para gestionar la parte proporcionar que el ayuntamiento debía aportar en la Construcción de los nuevos Grupos Escolares. Durante el viaje, quiso el destino que Martín conociera a un hombre que entró a mitad de camino en su departamento. Pronto se entabló una conversación entre ambos, cosa de no extrañaren los andaluces que siempre hacemos gala de ser muy abiertos. Martín contó a su compañero de viaje el problema que el traía a Madrid y éste iba asintiendo continuamente con la cabeza y al finalizar la exposición de motivos, le aconsejó que fuese al Ministerio de Instrucción Pública y que preguntara por el señor García de Leániz, hombre que a buen seguro atendería las pretensiones que el llevaban a Madrid. Llegado a Madrid se despidieron y pronto se dirigió nuestro Alcalde y Maestro al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, donde pidió audiencia al señor García de Leániz, Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Tras una larga espera, le hicieron pasar a su despacho, en el que le estaba esperando sentado espalda a la puerta. Al oír los pasos, se volvió y cuál fue la sorpresa de Martín, al contemplar que García de Leániz, había sido su compañero de viaje”.

Ángela Uceda Díaz. Mujer de formación autodidacta, que le encanta crear formas y modelos a su antojo y que ante todo no considera las piezas de su museo como arte, sino como ella misma dice “es el trabajo que a diario vengo haciendo en los últimos años”. Hace poco más de una década y tras superar una operación de la pierna izquierda, se marcó como reto el montar un museo con todos los objetos que a diario ha ido confeccionado con manos prodigiosas y una imaginación maravillosa. Su obra se compone de la friolera de más de 500 cuadros al óleo de estilo Naïf, del cual nos dice que ella no sabía ni que existía y que llenan a rebosar las paredes de su buhardilla y cuyos lienzos ella misma confecciona con restos de telas viejas y otras que adquiere de los mercadillos y los monta sobre listones desechables de las carpinterías. También tiene más de 400 muñecas y pelotas de lana y de fieltro, sin olvidar sus procesiones en miniatura del Corpus, El Rocío, La Romería de la Virgen de la Cabeza, Los Mayos, los Trajes regionales, La Tuna etc. Otras miniaturas de madera como un dormitorio realizado con una pequeña navaja y edificios arquitectónicos en corcho, amén de otros más de 300 objetos de plástico (bolsos, monederos, canastos, pañitos…). Un apartado especial lo dedica a los 10 trajes que ha bordado a mano a la imagen del Niño Jesús que estrena cada navidad. Ha escrito dos libros, uno sobre recetas de cocina y otro sobre repostería, con más de 200 diseños diferentes para adornar las tartas y la elaboración de flores con azúcar derretida, a base de quemarse los dedos de las manos. Un último apartado lo dedica a la costura y confección de bordados de mantones de Manila y ganchillo.

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